Hoy no vengo a hablarte de Da Capos sin Fin, de raíces negativas o una ecuación sin incógnita.
Hoy podría contarte la manera en que el cielo se entristece cuando se disfraza de invierno. Como suena el llanto de un niño cuando el tío vivo deja de dar vueltas, o como estallan los pensamientos de un suicida.
Pero no, hoy no.
Hoy vengo a contarte como se arrullan las lágrimas, lo especial que toca la canción más triste de Ludovico Einaudi el pianista alcohólico. Que mi mundo se escapa a manos de Sabina. Lo jodidamente adicta que me he vuelto a la melancolía. Como me bailan los recuerdos de aquella manera.
¡Y joder, qué bonita es tu mirada cuando le sube la marea!
Hoy vengo a decirte que me desates los complejos y que se vayan lejos de aquí. Que me bajes la cremallera del vestido y vuelen las mariposas.
Preparame el primer café de la mañana y el último atardecer del otoño. Constrúyeme un mirador en tu clavícula y unas escaleras bajen hasta tu ombligo.
Y si se esconde la luna, llámala, que gobierne esta noche que mi sonrisa ha montado una manifestación, y tus labios han mandado a los antidisturbios.
Hoy vengo a recitarte los versos más profundos de Neruda. A que sientas como se desgarra la voz del cantante del metro. Como sabe la tercera copa en la esquina de la barra. Como mueren de boca en boca las mentiras piadosas. A que sepas a quien añora el mes de abril y la forma en que el humo de mi cigarro y tu pelo se enredan.
Quiero decirte hoy tantas verdades y tantas verdades a medias, que se me anochece el alma.
Las palabras bailan y se pisan los pies, los versos se me rompen, mi inspiración se ha vuelto un entremés. El "entre líneas" ha perdido todo el sentido desde que te has ido. Maldigo cada paso del reloj, que llevo tatuado "Carpe diem" en el corazón. Y es que la razón ni siente, ni padece y con los años se pierde. Se pierde entre delirios de la vejez insana.
Dime que amaneceremos mañana, que nada ha sido en vano, después de todo fallar es humano.
Que si no ha tenido principio tampoco tendrá fin. Todo es cuestionable cuando hablo de ti.
Dime que aunque no tuviéramos nada en realidad lo teníamos todo, que éramos personas vacías que sentían mutuamente de algún modo.
Y yo, yo te diré que yo no quería empezar nuestra historia con un:
"Érase una vez...
... Érase una vez...
... Lo nunca podrá ser."
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