lunes, 25 de mayo de 2015

Ahora más que nunca, el feminismo es necesario.

Erase una vez la historia de una flor, fue plantada para marchitar, acostumbrada a ello, repugnó la luz y toda oportunidad de florecer. Pero un día, todo cambió, una voz en off le habló y ella, por fin, despertó cuando oyó estás palabras:
-Flor que vive marchita, aquí estamos contigo, no estás sola, es la hora del cambio.
Levántate y lucha mujer, demuestra que nadie puede contigo, quememos al verdugo que oprime el bien común. Sal a la calle, hazte oír, grita que eres libre, que otro mundo es posible, que tu luz ilumine a las mujeres que aún no pueden brillar, ven, ayúdales a escapar. Pinta las calles de morado, rompe las cadenas del patriarcado que llevas colgando tantos años.
Somos valientes, tenemos espíritu de guerrillas, no estamos reprimidas, somos heroínas de capa lila, vándalas del poder, somos violentas, somos inteligentes, no, no nos rendimos. ¿Por qué si no nuestra protesta es tan influyente?

El número aumenta, y en ellos, el miedo. 
Lágrimas de rabia bañan nuestros rostros, no somos marionetas que por complejo de superioridad pretendas manejar.
Vamos, rompamos los cánones de belleza, qué más da el físico, compañera, lo importante es lo de dentro, tu felicidad es lo primero. La belleza no es algo específico, y más vale tener algo en la cabeza, que tener una belleza a lo Paris Hilton, mucho plástico y dinero y poca integridad moral. Muestra tus estrías, heridas, y demás marcas que hacen de ti, una persona especial, que le jodan a esta mierda que llamamos sociedad.

Átate fuerte las botas, saca la artillería pesada, pues hoy vamos a perseguir al machista que nos quiere oprimir. Y no me llames puta por exhibir mi cuerpo, tan sólo eres un peón enfermo de este sistema patriarcal, ¿acaso puedes juzgar lo que está bien y lo que está mal?
Que en mi útero no manda ni Dios, no entra ni tu religión, ni el gobierno, ni los pensamientos retrógradas que el de arriba te inculcó. Una vez dijeron que si una ley era injusta lo correcto era desobedecerla, pues bien, nosotras estamos dispuestas a reivindicar contra todos los que en nuestro cuerpo quieran legislar. 


Somos mujeres, mujeres de ahora, antes y después, ni sumisas ni pasivas, mujeres combativas. No tenemos miedo, al revés, nuestras antecesoras nos enseñaron bien, ninguna batalla terminará hasta que el machista se trague sus palabras de una vez.
Y no nos cansaremos de gritar:
"La revolución será feminista, o no será."



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