Tu mar en mis ojos, de un soplido me arrancaste todos los despojos.
Te deuda fue mi porvenir y ahora es la duda que se instala cada vez que te alejas.
¡Qué paradoja verte dormir a mi lado!
Antes era un suspiro que se dibuja en el techo de mi habitación cuando el insomnio me inundaba por la noche.
El próximo nivel de este juego que tanto te engancha es que mi corazón se desabroche sin que la culpa oponga algún reproche. Comencemos.
¡Qué paradoja verte dormir a mi lado!
Antes era un suspiro que se dibuja en el techo de mi habitación cuando el insomnio me inundaba por la noche.
El próximo nivel de este juego que tanto te engancha es que mi corazón se desabroche sin que la culpa oponga algún reproche. Comencemos.
Se desató la guerra entre las ganas y el deber, tú me bombardeas en mis puntos débiles, jodido capullo.
¿Qué hacer cuando el destino te gasta esta broma macabra?
Propongo una tregua entre tu falta de razón y mi maltrecho corazón.
¿Lo sientes verdad? Son los escalofríos anteriores a la tormenta que se acerca sobre la almohada.
Mi mano, tu nuca, el roce.
Mi pelo, tus dedos, un juego de enredos.
Énfasis, hachís, haz que esto tenga un final tremendamente feliz.
¿Qué hacer cuando el destino te gasta esta broma macabra?
Propongo una tregua entre tu falta de razón y mi maltrecho corazón.
¿Lo sientes verdad? Son los escalofríos anteriores a la tormenta que se acerca sobre la almohada.
Mi mano, tu nuca, el roce.
Mi pelo, tus dedos, un juego de enredos.
Énfasis, hachís, haz que esto tenga un final tremendamente feliz.
Café para dos, canciones a medias, alegrías que ya no tienen nada que exigir, tu clavícula como punto de apoyo.
Y, ¡joder! ¿Quién quisiera ir a Berlín pudiendo quedarse en tu cuello a vivir?
Tu mar en mis ojos.
Entremés.
El reverso de historia no tiene fin, yo me escondo entre tus versos, y tú, intentas controlar el juego de mis excesos. Mala jugada.
Ando sobre arenas movedizas, cada vez que te siento, tiemblo, me desestabilizas, termino por caerme desde la cornisa de tu sonrisa.
Me lo he jugado todo a una carta, estoy sin blanca. En el bolsillo sólo llevo un papel, donde está escrita la ecuación sin resolver de dos enamorados, que después de la batalla, a gritos a la mala suerte espantaban.
No me mires así, yo soy más de letras que de números.
Por eso, quiero escribir poesía sobre tu espalda, analizar la métrica de tu risa, sin prisa, llenarte de tópicos el pelo hasta que se te enrede y reducir todo tu cuerpo a tan sólo una metáfora.
Quiero, contigo, darle otro sentido a los poemas de amor de Neruda, a las canciones de Sabina y a los libros de John Green.
Tu mar en mis ojos, y hoy, quiero navegarlo.

No hay comentarios:
Publicar un comentario